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Los ojos de la Virgen de Guadalupe

Por Iñaki Gonzalo

En 1929, el fotógrafo oficial de la basílica de Guadalupe, Alfonso Marcué, afirmó que en el negativo de la fotografía de la Virgen de Guadalupe se podía distinguir la figura de un hombre con barba en el ojo derecho.

En 1951, el dibujante José Carlos Salinas Chávez redescubrió la misma imagen mientras examinaba con lupa una fotografía de la Virgen. Desde entonces, algunos de los más reconocidos oftalmólogos mexicanos han examinado la imagen, y todos han declarado de manera unánime que los ojos de la Virgen se comportan como los de una persona viva.

Vamos a presentar en esta página los informes más relevantes de los doctores que han examinado los ojos de la Virgen de Guadalupe. Es importante tener en cuenta que la imagen posee cierta tridimensionalidad debido al grosor y la disposición de los hilos del ayate. Por lo tanto, solo los oftalmólogos que han estado frente a ella han tenido la oportunidad de dirigir una fuente de luz en diferentes direcciones y observar los distintos matices de los ojos (los colores, las sombras que se generan, etc.) con sus instrumenos, algo imposible de realizar en una fotografía estática. Sus análisis y la unanimidad de sus conclusiones dan un fuerte respaldo a la evidencia del origen sobrenatural de la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Imágenes de Purkinje-Samson

Antes de leer los informes de los oftalmólogos, es recomendable tener un conocimiento básico sobre las imágenes de Purkinje-Samson, ya que todos los informes hacen referencia a ellas.

Las imágenes de Purkinje son reflejos luminosos que se producen en el ojo a medida que la luz indicente va atravesando sus diferentes estructuras. Hay cuatro imágenes de Purkinje, llamadas habitualmente P1, P2, P3 y P4: dos provenientes de reflejos en la córnea (P1, P2) y otras dos provenientes de reflejos en el cristalino (P3, P4).

El proceso secuencial de formación de las imágenes es el siguiente:

  1. En primer lugar, el rayo de luz incidente en la cara anterior de la córnea se refleja antes de penetrar en los tejidos oculares, dando lugar a la primera imagen de Purkinje (P1).
  2. La luz penetra a continuación en la córnea, se refracta ligeramente (cambia de dirección), y se refleja en el endotelio corneal (parte posterior de la córnea) produciendo la segunda imagen de Purkinje (P2).
  3. A continuación la luz atraviesa la cámara anterior refractándose de nuevo ligeramente y reflejándose en la cara anterior del cristalino, formando la tercera imagen de Purkinje (P3).
  4. La luz se refracta nuevamente al atravesar ahora el cristalino, se invierte (debido a que esta lente invierte las imágenes) y por fin se refleja en la cara posterior del cristalino, originando la cuarta imagen de Purkinje (P4).

Tenemos, por tanto, que P1 es exclusivamente reflejada, mientras que P2, P3 y P4 son refractadas y luego reflejadas. Las tres primeras imágenes P1, P2 y P3 son derechas mientras que la P4 es invertida debido a que la lente del cristalino invierte las imágenes.

Informe del Dr. Rafael Torija Lavoignet, 1958

En cinco ocasiones, la primera a principios del mes de julio de 1956, la segunda el 23 de julio de ese mismo año, la tercera y cuarta los días 16 y 20 de febrero de 1957 y la última el 26 de mayo de 1958, examiné la imagen original de la Virgen de Guadalupe.

El 23 de julio de 1956 utilicé un oftalmoscopio, cómo FUENTE LUMINOSA Y LENTE DE AUMENTO, que me permitió una más perfecta percepción de los detalles.

Los días 16 y 20 de febrero de 1957 lo hice sin que mediara el cristal que protege dicha imagen.

Después de efectuar estos cinco exámenes, y en relación con el descubrimiento hecho por el dibujante J. Carlos Salinas Chavez, de la figura de un busto humano en los ojos de la Guadalupana, CERTIFICO:

  1. Que el reflejo de un busto humano se observa a simple vista, con suficiente claridad, en el ojo derecho de la imagen original Guadalupana.
  2. Que el reflejo de ese busto humano se encuentra situado en la córnea.
  3. Que la distorsión del mismo corresponde a la curvatura normal de la córnea.
  4. Que el reflejo del busto humano en cuestión se destaca sobre el iris del ojo.
  5. Que el hombro y el brazo del busto humano reflejado sobresalen sobre el círculo de la pupila, causando un efecto estereoscópico.
  6. Que, además del busto humano, se observan en dicho ojo dos reflejos luminosos, que juntamente con el reflejo o busto humano, corresponden a las tres imágenes de Samson-Purkinje.
  7. Que estos reflejos luminosos se hacen brillantes al reflejar la luz que se les envía directamente.

Un hecho también resaltante es que al enfocar una fuente luminosa sobre el ojo, el iris se hace brillante, llenándose de luz y los reflejos luminosos contrastan con mayor claridad, fenómeno que es perceptible a la simple vista del observador.

Que los reflejos luminosos mencionados demuestran que efectivamente, el busto humano es una imagen reflejada en la córnea y no una ilusión óptica causada por algún accidente de la contextura del ayate.

En la córnea del ojo izquierdo de la imagen original Guadalupana se percibe con suficiente claridad el reflejo correspondiente del citado busto humano, pero no se perciben los reflejos luminosos, correspondientes a las dos restantes imágenes de Samson-Purkinje, por las siguientes razones:

  • La posición del ojo izquierdo con relación a la fuente luminosa, angula la proyección, quedando en esa posición sin reflejos luminosos, haciendo más natural el hecho óptico.
  • La imagen del busto humano reflejado se hace más externa en la superficie de la córnea, se distorsiona de acuerdo con su curvatura y con las leyes ópticas de proyección y reflexión.

Las imágenes de Purkinje-Samson en los ojos de la imagen Guadalupana

En la córnea del ojo derecho de la imagen Guadalupana, se observa el reflejo de un busto humano, que se distorsiona siguiendo la curvatura de la córnea, y con la característica de que la parte que corresponde al hombro y al brazo de dicho busto humano no sobresale en el círculo de la pupila, dando la impresión de estar en un plano anterior. Este reflejo corresponde a la imagen P1 de Purkinje-Samson y está ubicado en la superficie anterior de la córnea.

A la izquierda del reflejo del busto humano, se percibe claramente un reflejo luminoso que, si se observa cuidadosamente, corresponde al primero, constituyendo una segunda imagen, derecha, y que corresponde a la imagen P3 de Purkinje-Samson, ubicada en la superficie anterior del cristalino.

Cercano al borde pupilar, más intensamente luminoso e invertido con relación a la configuración de los anteriores, vemos un tercer reflejo luminoso, correspondiente a la imagen P4 de Purkinje-Samson, ubicado en la superficie posterior del cristalino.

En la córnea del ojo izquierdo de la imagen original Guadalupana se percibe con suficiente claridad el reflejo correspondiente del citado busto humano, pero no se perciben los reflejos luminosos, correspondientes a las dos restantes imágenes de Samson-Purkinje, por las razones ya explicadas.

Informe del Dr. Amado Jorge Kuri, 1975

Mi muy estimado y fino amigo [se refiere a Carlos Salinas], el resultado del examen de los ojos de la Santísima Virgen María de Guadalupe, efectuado por el suscrito el día 5 de agosto de 1975 en la insigne basílica de Guadalupe, sin el marco de cristal, es la siguiente:

Al acercarme para ver la cara de la pintura de la imagen en el ayate de Juan Diego observé: un par de ojos con la mirada dirigida a un objeto colocado enfrente y ligeramente abajo y a la derecha, semejantes a ojos vivos de humano con proporción en distancia y tamaño perfectamente adecuado a una cara que guarda una proporción de líneas admirablemente perfectas; llamando la atención que tiene en particular, algo de tercera dimensión más en la región correspondiente a los maxilares, esto le hace tener una facies que imprime dulzura, paz y ternura.

Los ojos vistos al oftalmoscopio auxiliado con lupa de aumento evidencian una córnea y un iris pintados a la perfección y de una brillantez tal, que causan la impresión del reconocimiento de ojos con vida, en donde es fácilmente tangible a la mirada la sensación de cavidad a través del cristalino.

El iris del ojo derecho tiene una forma no totalmente circular, sino que en su extremo lagrimal rompe su redondez por la presencia de una figura humana distorsionada, de color amarillo naranja, en la que puede distinguirse cabeza, cuello, parte superior del tórax y hombro derecho, con el brazo extendido, que precisamente este entra un poco en su situación en el área circular del iris y pegada sobre la porción del cristalino una mancha más luminosa correspondiente al segundo reflejo Purkinje-Samson [se refiere a P3]. Más hacia la izquierda, en la porción de lo que pudiera ser cara posterior de cristalino, se nota una mancha luminosa más pequeña y menos brillante, que puede corresponder por su distancia equidistante a las anteriores, al tercer reflejo óptico aludido [se refiere a P4]. En el ojo izquierdo es visible cerca del extremo temporal del iris, una mancha luminosa brillante que puede engarzar en el reflejo luminoso de ese lado.

Los tres reflejos luminosos del ojo derecho, más el del lado izquierdo, guardan una proporción en distancia tan perfecta que encuadran con claridad en los conocidos reflejos de Purkinje-Samson.

Atentamente.

Informe del Dr. Eduardo Turati Alvarez, 1975

Por medio de la presente he querido hacer constar que habiendo en días pasados tenido el honor de realizar un estudio de la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, en el ayate de Juan Diego; el cual se encuentra en el altar mayor de la basílica de Nuestra Señora Santísima encontré detalles que quiero hacer resaltar, tales como:

  1. Las imágenes que se encuentran reflejadas en sus ojos, en especial el ojo derecho, podrían simular, en la parte de la pintura correspondiente a la córnea, una porción de la figura humana, y más atrás y a su lado, se encuentran dos figuras más, un poco más pequeñas, en la misma posición que guardan las imágenes de Purkinje en el ojo humano.
  2. A la observación del ojo derecho de la Santísima Virgen (cosa que no sucede en otras partes de la imagen), observándolo mediante el oftalmoscopio (instrumento habitual en mi práctica oftalmológica) al interponer cristales de diferentes poderes, se aprecia una sensación de profundidad de la imagen y sensación de curvatura de la superficie de la córnea (tal como sucede en la vida real); hecho que no sucede en otras pinturas que posteriormente he estudiado, movido precisamente por la curiosidad que tal detalle despertó en mí.

Informe del Dr. José Roberto Ahued Ahued, 1975

El suscrito hace constar que está de acuerdo en todo lo anotado por el señor doctor Amado Jorge Kuri, en el testimonio por él firmado con fecha 19 de agosto de 1975, respecto a los datos encontrados al explorar con oftalmoscopio y lupa el sagrado original del ayate de Santa María de Guadalupe en su basílica; llama la atención el hecho de sentir la exploración ocular de un ser humano vivo, aparecen los tres reflejos luminosos del ojo derecho más el del lado izquierdo, que guardan una proporción en distancia tan perfecta, que encuadran fácilmente con los reflejos de Purkinje-Samson.

Informe del Dr. Enrique Graue, 1976

México, D.F., a 9 de enero de 1976.

El médico cirujano y cirujano oculista que suscribe, hace constar por la presente, haber examinado en dos ocasiones (habiendo sido la primera en el año de 1974 y la última en el mes de julio de 1975), la imagen del ayate de la Virgen Santísima de Guadalupe, en su sitio, en la basílica de Guadalupe de esta ciudad. Lo examiné con oftalmoscopio de alta potencia, y se pudo apreciar en ellos las imágenes de Purkinje, lo que da una visión y sensación de profundidad del ojo mismo, siendo el reflejo apreciado en las córneas el de una imagen que es apreciable como el busto de un hombre. Todo ello da la sensación de estar viendo un ojo in vivo, y realmente no puede uno menos de pensar en algo sobrehumano.

Entrevistado por el periodista español Juan José Benítez, el Dr. Graue afirmó:

Sobre los ojos comprobé varias cosas a cuál más sorprendente. Por ejemplo, las imágenes que aparecen en el ojo derecho están perfectamente enfocadas. Las del izquierdo, en cambio, están desenfocadas. ¿Por qué? Pues muy sencillo: porque el ojo izquierdo de la Virgen estaba en aquellos instantes un poquito más atrás que el derecho, respecto a la persona o personas que estaba contemplando. Esos milímetros o centímetros de diferencia son más que suficientes como para que el objeto que se observa quede fuera de foco. ¿A qué pintor se le hubiera ocurrido una cosa así en el caso de que ese supuesto falsificador hubiera decidido colocar una miniatura en el interior de los ojos de la Señora? Allí en el ojo se ve claramente un hombre barbado.

Lo curioso de los reflejos en los ojos de la Virgen de Guadalupe es que se presentan en la cara anterior de la córnea y en el cristalino. ¿A qué pintor se le hubiera ocurrido hacer algo así en el siglo XVI o XVII? Entonces no se había descubierto la triple imagen de Purkinje-Samson.

Tomé el oftalmoscopio y lancé el haz de luz en el interior del ojo. Y quedé atónito: aquel ojo tenía y tiene profundidad. ¡Parece un ojo vivo! En el ojo derecho y en un espacio aproximado de cuatro milímetros se ve con claridad la figura de un hombre con barba. Ese reflejo se encuentra en la cara anterior de la córnea. Un poco más atrás, el mismo busto humano queda reflejado en las caras anterior y posterior del cristalino, siguiendo con total precisión las leyes de Samson-Purkinje. Ese fenómeno es lo que proporciona profundidad al ojo.

En el ojo izquierdo pude ver la misma figura humana, pero con una ligera deformación o desenfoque. Este detalle resulta muy significativo, porque concuerda plenamente con las leyes de la óptica. Sin duda, ese personaje se hallaba un poco más retirado del ojo izquierdo de la Virgen que del derecho. Lo que más me llamó la atención fue la luminosidad que se aprecia en la pupila. Uno pasa el haz de luz en los ojos de la Virgen de Guadalupe y ve cómo brilla el iris y cómo adquiere profundidad.

¡Es algo que emociona! Parecen los ojos de una persona viva y estando yo en una de aquellas experiencias con el oftalmoscopio, inconscientemente comenté en voz alta, dirigiéndome a la imagen: Por favor, mire hacia arriba.

Informe del Dr. Javier Torroella Bueno, 1976

A nosotros, los oftalmólogos no nos corresponde dictaminar si la imagen de nuestra Señora de Guadalupe es o no sobrenatural y ni siquiera si las figuras que vemos en sus ojos son realmente unas figuras o simples acúmulos de pintura, eso es materia para otros especialistas.

Por otra parte, debemos despojarnos de todo guadalupanismo, por muy guadalupanos que seamos, y tomar las cosas desde un terreno netamente científico.

Bajo estas bases me permito declarar que, en la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, se aprecia:

En el ojo derecho

  1. En la porción interna de la córnea (entre las 3 y las 6 del círculo horario) la cara de un hombre con barba.
  2. Para observar dicha figura no es necesario emplear aparato alguno, lográndose desde luego apreciar mejor con la ayuda de una simple lupa.
  3. Dicha imagen correspondería, por lo tanto, a la primera imagen de Purkinje, por ser derecha, no invertida y fácilmente visible.

En el ojo izquierdo

  1. En la porción externa de la córnea se ve con dificultad (entre las 3 y las 6 del círculo horario) una figura parecida a la del ojo derecho, pero «desenfocada».
  2. Para observar dicha figura no es necesario emplear aparato alguno, lográndose desde luego apreciar mejor con la ayuda de una simple lupa.
  3. Dicha imagen, por lo tanto, correspondería a la primera imagen de Purkinje, por ser derecha, no invertida y fácilmente visible.

En ambos ojos

  1. Desde el punto de vista óptico y de acuerdo con la posición de la cabeza en la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, la colocación de las figuras en cada ojo es la correcta (interna en el derecho y externa en el izquierdo).
  2. La figura del ojo izquierdo no se ve con claridad porque para que en el ojo derecho se vea con nitidez el objeto, debe ir colocado a unos 35 o 40 centímetros de él y, por lo tanto, queda a unos cuantos centímetros más lejos del izquierdo. Lo suficiente para que quede fuera de foco y la figura se vea borrosa.

Atentamente.

Otros personajes en los ojos de la Virgen

Uno de los investigadores que más tiempo ha dedicado a estudiar los ojos de la Virgen es el Dr. José Aste Tönsmann, un ingeniero peruano. Después de 40 años analizando fotografías en alta resolución de los ojos, sostiene haber encontrado un total de 13 personajes, afirmando además que los personajes están presentes en ambos ojos y se adhieren a las leyes fisico-ópticas de Purkinje-Samson. Ha publicado su trabajo con el título “El secreto de sus ojos”.

A modo de curiosidad, hemos tratado de aislar algunos de los personajes descritos por el Dr. Aste, ya que la imagen que encabeza esta publicación cuenta con una resolución lo suficientemente alta como para poder visualizar los más evidentes. Haciendo algunos ajustes y aplicando algunos filtros con el editor gráfico GIMP, hemos obtenido las siguientes imágenes del ojo izquierdo de la Virgen:

Sobre este personaje, escribe el Dr. Aste:

Desde las primeras ampliaciones pude observar la figura de un indio en el extremo izquierdo de la fotografía de la córnea izquierda. Aparece de cuerpo entero y sentado en el suelo, y muestra la pierna izquierda extendida sobre el piso, mientras que la derecha está doblada y pasa sobre la otra. En la postura propia de gente no acostumbrada al uso de sillas. En una de las láminas del Códice Aubin, que representa el juego azteca “patolli”, puede verse cómo los indios adoptaban idéntica postura. Una escena parecida se aprecia en un dibujo del Códice Magliabecchiano.

La imagen de este indio sentado, semidesnudo, revela detalles muy interesantes y de una precisión admirable, sobre todo si se tiene en cuenta el pequeñísimo espacio que ocupa en la tilma: el ancho total del cuerpo es de algo más de 1 mm, mientras que el largo de la figura ocupa menos de 4 mm.

En la córnea izquierda la cabeza del indio está ligeramente levantada, y parece dirigir su mirada hacia arriba. Los rasgos del rostro no son visibles; sin embargo, la posición adoptada denota atención y reverencia. La misma actitud se observa en la córnea derecha, donde solo se refleja la cara del indio: la posición y la dirección de la mirada coinciden con las encontradas en la córnea izquierda.

Dice el Dr. Aste:

Aparece el anciano (obispo) que fue uno de mis descubrimientos más interesantes. Pasé horas contemplando aquella nueva imagen tratando de recordar dónde había visto yo antes algo parecido. Hasta que un día recordé que se trataba un famoso cuadro de Miguel Cabrera, pintado en el siglo XVIII, y en el que se ve al primer obispo de la Nueva España fray Juan de Zumárraga, arrodillado y mirando la imagen que había aparecido en la tilma de Juan Diego. La cabeza del obispo era muy parecida a la que yo acababa de descubrir con las computadoras... El pelo guarda la clásica forma de la tonsura de algunas Órdenes religiosas. Los franciscanos, precisamente, lucían entonces ese cerquillo alrededor del cráneo. La nariz es recta y grande y sus arcos superciliares muy salientes. Está mirando hacia abajo y, sobre su mejilla, parece rodar una lágrima... Su barba, perfectamente cana, es espléndida.


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Publicado por Iñaki Gonzalo | Noviembre de 2023
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